La Hoguera: 21 de Julio

11Es un rito de origen pagano de las fiestas de la primavera entorno al árbol, cuya La procedencia proviene de las prácticas religiosas del norte de Europa donde la adoración a los árboles era frecuente. En España puede asociarse con los “mayos”. La costumbre de poner una rama verde (mayo) ante la casa de la amada surge de la creencia del poder fertilizador del espíritu del árbol. El árbol simboliza: salud, juventud, sabiduría, e incluso inmortalidad. También representa el culto a la virilidad, que rinde la comunidad. Antiguos cultos solsticiales -hoy cristianizados- que significaban “ritos de fecundidad”. De entre todos los árboles, destaca el roble, incluso podríamos hablar de la “religión del roble” o del culto al roble. Ritos similares existían en Grecia y Roma asociados a la máxima deidad, Zeus y Júpiter. Los bosques de la Europa meridional y central, eran santuarios naturales, en los robledales se realizaban actos sagrados. Según el historiador llanisco, Canella Secades, esta práctica es un vestigio de los celtas que celebraban los solsticios de invierno (23 de diciembre) y de verano (23 de junio) adorando al sol y al fuego; o de los griegos, que conmemoraban el nacimiento de Adonis encendiendo hogueras, y gritando en torno a ellas. El cristianismo absorbió esas tradiciones paganas celebrándose en las romerías nocturnas, precedentes a las grandes fiestas parroquiales, principalmente la noche de san Juan y en otras solemnes como en honor de santa María Magdalena.

A este protocolo le añadimos el fuego, otro elemento sagrado en varios rituales. En el concejo de Llanes se denomina Hoguera, Foguera, Joguera, e incluso Cucaña. La Hoguera de La Magdalena conforma uno de los actos más vistosos del ceremonial del bando. Nuestra Hoguera es la única de todo el concejo que se quema, el resto se plantan. Característica que la diferencia y la hace única. La referencia más antigua de la data de 1574 del Libro de cuentas de cargos y descargos de los procuradores de la Villa de Llanes y de otras cosas tocantes a dicha Villa.

La Hoguera posee un protocolo concreto. Consiste en portar a hombros un árbol de grandes dimensiones (entre veinte o treinta metros de longitud). Antes era un aliso o chopo de la rivera del Carrocedo, hoy es eucalipto. En un principio su itinerario era más reducido, desde la Puerta de Villa se organizaba la procesión de las aldeanas y decanas hasta la plazuela. Respecto al itinerario hallamos constancia de que sale de La Concepción desde 1885, trayecto que continúa en la actualidad. Comenzaba a las doce del mediodía del día veintiuno donde se reunían ante la capilla. A las dos de la tarde se disolvía la reunión hasta las cinco, cuando se plantaba en el centro de la plaza de arriba, una vez adornada la quima con lazos, cintas flores y con una bolsa de monedas, para el mozo más aguerrido capaz de trepar por ella hasta alcanzar el premio.

En la actualidad se celebra el veintiuno de julio, pero no siempre fue así, por ejemplo en 1906 se llevó a cabo el día veintidós a las cuatro de la tarde. Y tampoco se planta, sólo se “baila” y se quema.

Una vez finalizada la novena, los “madalenudos” se reúnen entorno a la capilla. Allí se forma un desfile para ir a recoger las hogueras hasta La Concepción. La comitiva discurre por toda la calle principal y ofrece al público numerosos bailes, destacando el Xiringuelu y el Pericote, interpretados de manera magistral por el grupo folclórico del bando.

Hoy, salen tres hogueras: la infantil, la de los jóvenes y la de los mayores. Llevadas a hombros y “bailadas” en suave zigzag de lado a lado de la calle. Suele colocarse algún niño de corta edad sentado a horcajadas en la de los mayores, algo que llama mucho la atención del público. Detrás de las hogueras desfilan las aldeanas tocando la pandereta y entonando los cantares alusivos animando a los mozos al grito de ¡Vivan los mozos de la Hoguera! La comitiva discurre desde la calle Pidal, y cruza el Carrocedo acercándose al antiguo recinto amurallado hasta la calle Mayor. El culmen del trayecto llega al girar en esta calle que para nuestro bando es algo más que una vía, diríamos que es nuestra alma hasta el punto de que se le denominó “calle de la Magdalena”. Al entrar en la citada calle, la Hoguera no es “bailada”, para poder doblar la esquina ha de abrirse hacia la izquierda y girar de golpe. Dirigida por una sola persona a las “voces” de “aire”, “avante” o “cambio”. Una vez enderezada comienza de nuevo su paso característico hasta la plazuela de la Santa, donde al grito de “se acabó el baile” es depositada en el suelo por los mozos. Entonces comienza el rito de la quema, y se le prende fuego a la quima, mientras aldeanas y porruanos forman un círculo para continuar con el ceremonial de danzas y cantares exclusivos del bando como: El Rodeo de la Hoguera.

Este “rodeo” es un romance alusivo a la “enramada” momento de la relación íntima entre el hombre y la mujer. Contiene estrofas de ambiguo simbolismo como: “Naranjal ante mi puerta, quién te ha dado la vuelta”, que significa “quién poseyó a mi amada”.  Otros fragmentos narran la lucha entre moros y cristianos: “Mal moro, no me lo robes” e incluso rivalidades dentro de la misma raza: “Plantáronla dos galanes de aquesta villa de Llanes”. El grito final marcaría el sentido de posesión sobre las mujeres de la misma tribu: “Aquí cortaremos los ramos los asturianos.”

Finalizado el Rodeo, le siguen otras danzas -siempre alrededor del fuego- variaciones de la Danza Prima exclusivas de La Magdalena, y son: El Bolero, La Bonita Calle Mayor. Para finalizar con la Danza Prima que se dirigirá desde la calle Mayor en dirección al Muelle, siempre cantando los versos alusivos al acto donde participa toda la gente poniendo el broche final a la Hoguera. Luego comienza una verbena.