La Santa y el Arte

Santa María Magdalena ha sido representada a través de las Bellas Artes de muy distintas maneras. Es una de las santas que más han inspirado a los artistas de todos los tiempos. Estas representaciones han ido acordes con las épocas. En las primeras iconografías de la Santa, esta solía aparecer con una luz o antorcha en la mano, como símbolo de la Resurrección, la luz ante la muerte, al ser ella la primera en ver a Jesús resucitado, tal y cómo nos revelan los evangelios. Otra iconografía común era representarla con tres clavos en la mano, los clavos de la cruz. El concilio de Trento, estableció la actitud de la Iglesia sobre el arte sacro, en respuesta a la Reforma protestante, que lejos de ser un freno, supuso un auge del arte sagrado. A partir de entonces comienza a representarse a La Magdalena como penitente, dejando poco a poco otras imágenes más voluptuosas y ricas, aunque muchos artistas dejan al margen estas consignas y  la muestran con ricos vestidos y adornos. Para identificar una obra que represente a la Santa, esta suele ir acompañada del vaso de alabastro, de una cruz, de un libro o una calavera, además de su larga melena.